Un corazón doblegado



¡Hola hermosa! En el escrito anterior, te contaba acerca del rey Amasías. Y uno antes de éste te hablé del rey Roboam, de cómo su decisión de despreciar el consejo de los ancianos terminó en la división del reino. Pero, a pesar de esto, tuvo una segunda oportunidad, Dios mandó a un hombre llamado Semaías a decirle a Roboam que no peleara, que se quedara quieto y dejara las cosas como están. Sorprendentemente, ahora el rey obedeció el consejo de Semaías, supongo que había aprendido la lección y a consecuencia de esto, Dios estuvo con él y con el pueblo de Judá (2 Crónicas 11:4).

Algo que me impacta al leer los reyes, es cómo Dios a pesar de haberles dado la Ley, no ve sólo que hagan lo correcto al seguirla, sino ve el corazón de la persona. Siempre pensamos, que si nos portamos bien, entonces somos buenos y Dios nos acepta. Ese fue el caso del rey Asa, nieto de Roboam. Al empezar su reinado, Asa siguió todas las reglas de Jehová; me imagino algo así como la «niña de los plumones» en los memes ya que él, buscó hacer siempre lo correcto siguiendo la ley. Sin embargo, un día no buscó la voluntad de Dios y se apoyó en su propia inteligencia ¿Alguna vez has hecho lo que tu creías que estaba bien, sin buscar la voluntad de Dios? Pues Asa hizo lo que él creyó mejor y por eso Dios le dijo por medio de Hanani, que no le había dado la victoria, pues no había confiado en Dios. Esto hizo enojar mucho a Asa y contrario a su abuelo, el no aceptó su error y Dios lo destruyó por su orgullo (2 Crónicas 15 y 16).

Quizá tu naciste en un hogar con padres cristianos, si tengas poco tiempo de haber conocido a Dios o si aún no lo conoces; cualquiera que sea el caso, déjame decirte que no importa cuánto tiempo tengas de conocer a Dios, todas somos pecadoras, todas hacemos lo malo, no hay justa, ni aún una, no hay quién haga lo bueno, no hay quién busque a Dios (Romanos 3:9-12). Pero esto que te digo, no es para condenarte, es para darte una hermosa noticia. Como ya te había dicho en otro de mis escritos, eres valiosa y única para Dios, no importa que bien te hayas portado o qué tantas cosas horribles hayas hecho, Él ve tu corazón. Jesús busca un corazón arrepentido y doblegado a su voluntad. Dios en su infinito amor te restaurará como a Roboam siempre y cuanto tu soberbia no se anteponga y te rindas a Él. Porque de tal manera [te amó] que ha dado a su hijo Jesús para que al creer en Él tengas vida eterna (Juan 3:16) Jesús te está esperando con los brazos abiertos ¿Estás dispuesta a rendirte ante Él y dejar a un lado tu orgullo?

Con cariño, Gaby Ramírez

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