Cuando señalas con un dedo…



Cuando señalas con un dedo…


Hola hermosa, hay un dicho que dice: «Cuando señalas con un dedo, recuerda qué hay tres que te apuntan a ti». Esto quiere decir que cuando nosotras señalamos algo que a nuestros ojos está equivocado, seguramente nosotras estamos fallando, y aún tres veces más, que esa persona que señalamos. Mi amiga Sonia Pérez, en su video Nuestro Reflejo, del programa Guarda tú corazón, le llama: Mecanismo de defensa de proyección.

Algo que hacemos las mujeres controladoras como tú y como yo, es: Señalar los errores de otros.

Tal vez en este momento tú estés pensando: «Yo no soy controladora». Sin embargo, déjame te comento, que no hay una sola mujer que no lo sea. Si tú creías que no eres parte del club, te comparto el siguiente versículo en el que Dios le habla a Eva después de que ella y Adán le desobedecieron:

Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti ». Génesis 3:16 (NTV)

Tres te señalan a ti

Hoy me gustaría que meditemos acerca de esta práctica, y quisiera que contestaras las siguientes preguntas ¿Alguna vez has señalado los errores de otras personas? ¿Qué tan seguido lo haces? ¿Cuándo señalas, también acostumbras meditar en tus propios errores?

¿Qué dice Dios acerca de esto? En los Evangelios, Jesús continuamente llevaba a la reflexión (como si se vieran en un espejo) a las personas que se crían mejores que otras; ya sea porque tuvieran mucho conocimiento, fueran muy religiosos o tuvieran muchas riquezas. Él se especializa en mostrar el reflejo de lo malo que hacemos.

Una de esas cosas que les mostró, fue el señalar —juzgar— a los demás. En Mateo capítulo 7, Jesús nos dice 4 puntos muy importantes:

  1. No juzguen a nadie y no serán juzgados (v.1).
  2. Serás tratado de la misma forma con trates a los demás (v.2).
  3. El criterio con el que juzgas, serás juzgado (v. 2).
  4. En lugar de preocuparte por los errores de los demás, preocúpate por los tuyos (v. 3 y 4)

Dios es el único juez y el único que tiene el verdadero control.

Él no nos pide que juzguemos al mundo. Sólo demanda de nosotras dos cosas. Primero, que le amemos a Él con todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra mente. Segundo, que amemos a los demás como a nosotras mismas.

Parece sencillo, pero cuando estamos en medio de una situación en la que creemos que estamos en control, y queremos que todo salga «perfecto» caemos en el mismo error que los seguidores de Jesús: Señalar y juzgar con mano dura.

La posición de liderazgo se presta mucho para señalar y herir con la corrección —recuerda que nuestra lengua es un arma poderosa—. En cambio, te quiero compartir un verso que en lo personal me fascina, pues Pablo se lo dijo a un joven llamado Timoteo, el cual estaba aprendiendo a ser maestro y a dirigir a un grupo de personas (incluso algunas mayores que el mismo joven). Él le dijo:

Instruye con ternura a los que se oponen a la verdad. Tal vez Dios les cambie el corazón, y aprendan la verdad. 2 Timoteo 2:25 (NTV)

El amor y la ternura siempre serán los principales ingredientes al aconsejar o animar a alguien. El señalamiento o el juicio nunca será un camino sano.

Te invito a que diariamente rindas tu control a Dios. Que lo escuches continuamente en su Palabra y que antes de señalar a alguien, recuerdes que tres dedos te apuntan a ti.

Con cariño, Gaby Ramírez

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